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Escuela de interpretación en Madrid

PARA MÍ TODO LO QUE NO ES AMOR ES MIEDO

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“Amo mi profesión. La amo con locura. Y como amante obediente que soy siempre le he ofrecido lo más valioso de mí. El único secreto de actuar bien es entregarse a amar sin límites […] «La obligación de un actor es dignificar esta profesión. Hacerlo a diario. Y que cada trabajo al que nos enfrentamos seamos capaces de hacerlo como si fuera el primero, el último y el más importante de todos.” –como dijera mi amigo y maestro Carlos Hipólito en una ocasión– ese ha sido mi empeño. Yo odio la frivolidad, la falta de compromiso, la improvisación mal entendida y el poner más atención en la raya del ojo que en si el corazón palpita. Para mí todo lo que no es amor es miedo.”

Con estas palabras se cerraba anoche la gala de la 28ª edición de los Premios de la Unión de Actores y Actrices en el Teatro Circo Price de Madrid. Palabras del discurso de agradecimiento del director de nuestro Estudio, Juan Codina, al recoger el Premio a Mejor Actor Protagonista de Teatro por su trabajo en Luces de bohemia  de Alfredo Sanzol.

Una gala conducida genialmente por los actores y cantantes Verónica Ronda y Ángel Ruiz en la que Iñaki Guevara, secretario general del sindicato, pedía “más papeles para mujeres” en teatro, cine y televisión y aseguraba que “la Unión seguirá peleando para lograr la igualdad plena entre hombres y mujeres”

Una de las protagonistas de la noche fue Marisa Paredes, que recogió el Premio a Toda una Vida, y se lo dedicó a todos los compañeros de profesión ya que “es muy importante este trabajo, pero más aún es con quien haces este trabajo” y dijo sentirse muy afortunada porque “uno de los mayores placeres de la vida es trabajar en lo que te gusta”.

También hubo tiempo para escuchar a los miembros de la Subcomisión del Estatuto del Artista que recogieron el Premio Especial. Marta Rivera de la Cruz, presidenta de la subcomisión y diputada de Ciudadanos –acompañada por Emilio del Río (Partido Popular), José Andrés Torres Mora (Psoe) y Eduardo Maura (Podemos)– dio las gracias a la Unión por “otorgarnos este premio” y señaló que “un país si no respeta su cultura esta perdido”.

El galardón Mujeres en Unión lo recibió este año la sección Mujer tenía que ser, del programa de La Sexta El Intermedio conducido por Sandra Sabatés que no pudo acudir a recogerlo pero dejó un mensaje de parte de todo su equipo: “nos queda mucho camino por conseguir la igualdad. Ojalá seamos capaces de construir una sociedad feminista”.

En la categoría de cine,  Susi Sánchez ganó el premio a Mejor actriz protagonista por su trabajo en La enfermedad del domingo y Antonio de la Torre recogió el de Mejor actor protagonista por El reino. Además, Mejor actriz de reparto fue para Elvira Mínguez por Todos los saben y para Luis Bermejo por Tu hijo. Ana Wagener fue reconocida como Mejor actriz secundaria por El reino y Juan Margallo en la categoría masculina por Campeones.

El premio a Mejor actriz protagonista en Televisión fue para Inma Cuesta por Arde Madrid mientras que el de Mejor actor protagonista fue para Álvaro Morte por La casa de papel. En la categoría de Mejor actriz secundaria la afortunada fue Anna del Castillo por su personaje de Arde Madrid y Antonio Durán recibió el de Mejor actor secundario por Fariña. Y para cerrar la terna televisiva, el de Mejor actriz de reparto lo recibió Miren Ibarguren por Arde Madrid y su compañero de serie Julian Villagran se alzó con el de Mejor actor de reparto.

La noche terminaba con la categoría de teatro en la que Laura Toledo con La voz dormida ganó el de Mejor actriz protagonista y como ya decíamos al principio Juan Codina conseguía el de Mejor actor protagonista. Natalia Hernández recibió el galardón de Mejor actriz seciundaria por La ternura y su homólogo masculino fue Pepe Viyuela por El burlador de Sevilla. El reconocimiento en la categoría de Mejor actriz secundaria fue para Ángeles Martín por Hablar por hablar y Juan Vinuesa por Algún día todo esto será tuyo.

Enhorabuena a todos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Escuela de interpretación en Madrid

ENTREVISTA A HUGO SILVA Y NATHALIE POZA

Es algo muy nuestro eso de sacarle punta a todo, en España somos así. ¿Por qué llamar a las cosas por su nombre si se lo podemos cambiar? En nuestro país, en la calle, los billetes de 500 se conocen como binladens por aquello de que todo el mundo sabe que existen, pero nadie los ha visto.

Este viernes 8 de marzo llega a los cines la última película de Koldo Sierra, 70 BINLADENS. Esa es la cantidad –setenta de los morados, 35.000 euros— que necesita la protagonista, Raquel (Emma Suárez), una mujer cerebral y muy inteligente pero que en ese momento de su vida se encuentra completamente desesperada. El tiempo corre en su contra, antes de que pasen 24 horas debe reunir la cifra, y su última esperanza es conseguir un préstamo bancario. Cuando finalmente se lo conceden y está cerrando el trámite con el banco, aparecen en la sucursal un par de atracadores de medio pelo, lamentablemente torpes —Lola y Jonan (Nathalie Poza y Hugo Silva)—, y el alivio que por un momento creyó alcanzar se va al traste.

El director bilbaíno construye un thriller trepidante en el que hay momentos incluso para la comedia, sin que esta consiga rebajar la tensión, que mantiene constantemente gracias a los sorprendentes giros de su guión. La atmósfera de toda la cinta es asfixiante, claustrofóbica. La película fue rodada cronológicamente y casi al completo en dos únicas localizaciones, el banco y la plaza donde se ubica este.

Intuimos el gusto de Serra por el género de suspense americano –al que de alguna manera homenajea– pero va más allá y demuestra un rotundo dominio de este. Adaptando con inteligencia la teoría y aplicándola con maestría a nuestra realidad. No se pierde en liturgias efectistas hollywodienses, es franco, y sin ningún tipo de complejo ni reparo acude a algo que todos reconocemos perfectamente: el costumbrismo español del cine quinqui de los 70. Todo un acierto.

Y claro, si estamos en España –como no puede ser de otra manera– este atraco va salir mal. Muy mal. Y aquí es donde entran en juego los personajes que interpretan, de manera memorable, los dos actores de nuestro vídeo.

Hace unos días estuvimos en el preestreno de la peli y en la presentación a los medios. Y no quisimos perdernos la ocasión de poder hablar con Nathalie Poza y Hugo Silva, y que nos contasen de primera mano como fue dar vida a estos dos balas. Lola, esa psicópata, descabelladamente impulsiva y peligrosa, y Jonan, el frágil y manipulado yonki, a los que interpretan poderosamente.

Todo un lujo.

el problema es cómo la pantalla se ha apoderado del cerebro

“EL PROBLEMA ES CÓMO LA PANTALLA SE HA APODERADO DEL CEREBRO”

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Franco Bifo Berardi combina la docencia como profesor de historia social de los medios de comunicación en la Academia de Bellas Artes de Brera (Milán) con la agitación cultural: creó el fanzine A/Traverso, Radio Alice —la primera emisora pirata de Italia— y la TV Orfeu, cuna de la televisión comunitaria en Italia. En sus libros indaga cómo las tecnologías digitales están generando una mutación del ser humano y aceleran de forma tan vertiginosa el tiempo que no deja tiempo para la pausa, la escucha o la capacidad crítica ponderada. Cartografía un tejido social en el que, como en las shitstorm [una tormenta de mierda] de las redes sociales, los individuos se mueven por los estímulos de todo tipo que reciben sin tiempo para reflexionar, y donde reina el resentimiento identitario, la desertificación del pensamiento complejo y el autismo coral. Ayer habló en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona con Ingrid Guardiola sobre cómo “los dispositivos tecnológicos se han convertido en una prótesis de nuestros cuerpos y en una herramienta de relación permanente con el mundo, devaluando así nuestra experiencia directa e inmediata de la realidad, afectando a las emociones, el psiquismo, la percepción y la relación con el otro”.

Pregunta. ¿En qué está mutando el ser humano?

Respuesta. La modernidad nace cuando la escritura se hace medio de masas y la imprenta permite difundir el pensamiento en miles de copias. Hoy vivimos una segunda mutación técnico-comunicativa mucho más profunda, porque mutamos de una forma conjuntiva del pensamiento, de la comunicación, del afecto, a una forma conectiva.

P. ¿Cuál es la diferencia?

R. Que la presencia de la corporeidad ya no es decisiva. En la comunicación conjuntiva la creación de significado, de sentido, pertenece a la esfera de la presencia. Yo puedo decir algo que puede tener un significado diferente según la manera en que lo digo, de su contexto, de la relación afectiva que existe con mi interlocutor, pero en la comunicación conectiva es la sintaxis, la estructura técnica del medio, el formato, el sentido mismo. Además, la comunicación conectiva nos permite una aceleración, una intensificación infinita de la información, que no es solo información, este el problema, sino al mismo tiempo estímulo nervioso, es shitstorm. La consecuencia es que las capacidades críticas que la humanidad tenía en la época de la imprenta se están perdiendo. Y esta transformación está vinculada a la aceleración de la infoesfera que produce efectos en la psicoesfera, es decir, en el cerebro, en la mente, en la emocionalidad humana. Vivimos una época de patologías masivas, como las crisis de pánico, la depresión, la ansiedad, que no son patologías simplemente psíquicas, sino de la relación comunicacional.

P. ¿Hemos perdido sentido crítico de la complejidad?

R. El universo técnico se ha vuelto demasiado complejo para el entendimiento humano. Tenemos que reconocer que la posibilidad de una crítica de la discriminación racional es imposible cuando se habla de fake news, por ejemplo. El problema no son las fake news, que siempre han existido, el problema verdadero es lo que está pasando en el cerebro. El cerebro se ha vuelto incapaz de elaborar la complejidad del universo técnico. La velocidad, la intensificación, no permite que el cerebro pueda discernir, redistribuir. Cuando leemos un texto escrito o hablamos con un compañero la velocidad de esta comunicación nos permite discriminar entre bueno y malo, verdadero o falso.

P. Ya hace muchos años que vivimos un proceso de desculturización del individuo.

R. No estoy seguro de que podamos utilizar la palabra desculturización. El problema es que estamos pasando de una cultura a otra. Podemos identificar la cultura como nuestra cultura, la que nos gusta, la progresiva, la democrática, pero hay otras, estamos entrando en otra condición cultural. La mutación es más profunda, es cognitiva, lo que significa que no implica solo un cambio de las formas simbólicas, políticas, racionales, significa una mutación de la maquinaria. Lo que pasa en la esfera política, social, parece una locura porque seguimos interpretando comportamientos, sí, dementes, con las categorías de la racionalidad política. Por un lado, como decía Eco, está el crecimiento de la inteligencia artificial y por otra el crecimiento de la demencia humana. No es casual. Cuanto más atribuimos la actividad inteligente a la máquina, tanto más renunciamos a la capacidad de actuar de manera inteligente.

P. Platón creía que el paso de la transmisión oral a la escritura era una catástrofe. Zola se escandalizaba de que los primeros trenes a vapor circularan a 40 Km/h. ¿No hay un prejuicio de la generación predigital?

R. Ja, ja. Platón no se equivocó la capacidad de memorización de los hombres se ha empobrecido con la aparición de la escritura. Respecto a lo que dice, sí, creo que sí. Para la última generación alfabética o predigital, lo que está pasando es incomprensible porque las categorías en las que nos hemos formado, desde el comienzo de la modernidad, de Kant y Descartes, han definido la razón y la política. La política como técnica de discriminación entre bueno y malo y reducción del mundo a la razón, y esto está desapareciendo. ¿Qué pasa con las nuevas generaciones? El suicidio crece un 60 % en 40 años desde los noventa. En primer lugar, Corea del Sur, segundo Japón, tercero Finlandia, y cuarto Hungría. Corea del Sur es donde la aceleración informativa y el cambio digital han sido más violentos, más transformadores. Sí, la ola de depresión masiva, las crisis de pánico desconocidas hasta entonces, se explican solo a partir de esta mutación. Las nuevas generaciones viven de manera más normal que las anteriores, pero a costa de un sufrimiento psíquico y social, porque las formas de explotación, el regreso de la esclavitud de la precariedad, libre, pero esclavitud, es el precio que están pagando. Esto no se puede parar. No hablo desde la nostalgia, pues ya no existe, ni volverá, como no volverán ni la democracia ni la política. En sí la tecnología no es mala. Solo produce sufrimiento cuando se vincula con la competencia desenfrenada, con la soledad y la violencia social, con el neoliberalismo. Si no corres, mueres. Si no eres más veloz, no ganas. Los trabajadores han de competir entre ellos. La relación entre jóvenes es de competencia y soledad.

P. La democracia ha muerto, dice usted

R. Democracia es la dimensión donde nadie tiene razón porque todos tienen derecho a razonar conflictivamente en una sociedad abierta, porque no hay verdad, pues la verdad es el diálogo, y eso no significa nada hoy. Con la aceleración tecno-comunicativa el diálogo se verifica entre el individuo y la pantalla, el individuo y la máquina, y hay que respetar las reglas ineludibles de la máquina digital, que son las reglas de las finanzas. Ingresar en el mundo de la economía financiera significa entrar en una dimensión en la que las reglas están escritas en la máquina, y no se pueden discutir. La democracia está muerta porque la democracia es la posibilidad de discutir todo, principalmente las reglas. La prueba la hemos visto en Grecia, en todos los lugares. Con la democracia no se puede cambiar nada. La revuelta de los chalecos amarillos es la última demostración. ¿Con la democracia no podemos cambiar nada? Pues salgo a la calle y hago algo violento. No es fascismo, es locura, la sinrazón.

P. Una corriente de emotividad recorre como un escalofrío el cuerpo social y surgen sentimientos peligrosos: humillación, dignidad…

R. Los movimientos de renovación social, de propuestas de posibilidades nuevas, han sido cancelados por la voluntad europea y las finanzas internacionales. El sentimiento de humillación es más peligroso que el de empobrecimiento. El empobrecimiento produce ira, violencia, pero también deseo racional de ganar algo. La humillación produce deseos de venganza, incluso el de matarse a sí mismos, fíjese el carácter absurdo de lo que estamos hablando. El pueblo inglés que votó por el Brexit, ¿esperaba ganar algo? Creo que no. Lo único, reaccionar contra los que les habían humillado. Humillar a los humilladores. Igual en el conflicto de Cataluña y España. O en Estados Unidos. Trump es el máximo humillador. Humillador de humilladores.Este es el núcleo de la discusión política contemporánea. No es política, es psicopatía. Vivimos una condición que es psicopática. Las herramientas de la política no sirven, porque la venganza no atiende a razones. Es la paradoja en la que nos encontramos hoy.

P. Cuando todo es incierto y nos mueve el miedo, ¿surge el deseo punitivo, el populismo punitivo?

R. En Italia hay quien tiene obsesión es castigar la casta hasta el punto de que estamos dispuestos a perder nuestra condición democrática para castigar a los ladrones de la casta, de la elite. La identificación de la elite tiene un carácter esencialmente punitivo: Lo que ha pasado con los chalecos amarillos y Finkielkraut es antisemita, pero quién ha preparado todo esto. La razón liberal, democrática, ha producido una humillación, al identificar la razón con el algoritmo financiero.

P. ¿El sueño de la razón produce algoritmos financieros?
R. Sí. El sueño de Goya. Adorno y Horkheimer ya lo dijeron: si la razón progresiva no logra entender la oscuridad que lleva en sí misma está firmando su condena de muerte. Hablaban del nazismo, pero está ocurriendo ahora mismo, si miramos los movimientos en Estados Unidos, España, Londres o el mundo árabe.
P. ¿La falta de una alternativa no lleva a la inacción?

R. La única terapia que yo veo tras la oscuridad presente es la reactivación del cuerpo colectivo, del placer de encontrar el cuerpo del otro en la dimensión colectiva. Si miramos los movimientos en Estados Unidos, España, Londres o el mundo árabe, vemos que no eran movimientos políticos, sino de un movimiento de reactivación del erotismo de la sociedad, erotismo entendido como una dimensión del psiquismo que es la dimensión empática, la dimensión del placer del otro. La patología que estamos viviendo es de des-erotización de la relación social. Si puedo imaginar algo bueno para el futuro es la reducción de la velocidad y de reactivación del cuerpo erótico de la sociedad. Es la única forma de reactivar lo que un día llamamos democracia. Una terapia poética, estética y ética, porque cuando hablamos de ética no estamos hablando solo del bien y del mal, sino también del placer. No creo en la batalla política por la democracia, es como un círculo vicioso. Cuando hablo con los jóvenes alumnos de sufrimiento, de impotencia sexual, de la falta de placer sexual, de la falta de reconocimiento erótico, de la fragilidad psíquica, me escuchan y algo se mueve. Cuando hablo de política, no se produce ningún efecto.

P. El sexo que no habla

R. Hay muchísimo sexo, pero se ha perdido la capacidad de ser algo dialogante.

P. ¿Quién auguró mejor el futuro: Huxley, Ballard, Orwell o Philip K. Dick?

R. Philip K. Dick, sin duda. Orwell llegó muy lejos, pero Dick vio algo esencial, que el problema no era solo la pantalla como Orwell, el problema era la relación entre la máquina y el cerebro, la interconexión e interdependencia. El problema es cómo la pantalla se ha apoderado del cerebro, cómo la tecnología digital está modificando la cultura, pero también la actividad cognitiva, y a nivel más profundo, la estructura neurofísica misma del cerebro humano. La humanidad siempre se ha orientado con los sentidos, la vista, el olor… Hoy nos orientamos a través de un mapa telemático de un satélite. ¿Qué pasará dentro de dos o tres generaciones con la capacidad de mirar el panorama, detectar señales olfativas, auditivas, en el ambiente? Es la actividad cognitiva misma la que se está modificando y cuando se modifica la capacidad cognitiva, pasa a la física del cerebro. Tendremos un cerebro conectivo que funcionará a través de conexiones sintácticas que cancelarán la capacidad pragmática de redefinir el contexto.

Entrevista realizada por JOSEP MASSOT y publicada en EL PAÍS el 20 de Febrero de 2019

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Escuela de interpretación en Madrid

ENTREVISTA A TANYA BEYELER. EL CONDE DE TORREFIEL

Esta tarde se estrena en Los Teatros del Canal Guerrilla de El Conde Torrefiel. Me hubiese encantado poder tener un encuentro con Pablo Gisbert y Tania Beyeler, sus fundadores, pero la realidad manda y me fue de todas imposible. Ambos se encuentran en Barcelona, y Pablo solo vendrá a Madrid para el estreno y se volverá de nuevo rápidamente. Tanya está a punto de dar a luz, están esperando a su segundo hijo. Así que no hay otra opción, haremos la entrevista por teléfono. Cuando llamo a Tanya se encuentra en una cafetería, el ruido de los señores jugando al dominó no nos permite escucharnos con claridad, así que se pone los cascos y tema resuelto. Empezamos.

¿Tania, qué podremos ver los que vayamos a los Teatros del Canal desde hoy jueves hasta el sábado?

Guerrilla fue creada hace tres años y en ese momento nosotros estábamos en un momento bastante distinto de la vida. Lo que se verá en los Teatros del Canal es el final de un proceso de casi dos años que también se llamó Guerrilla, y del que salieron cuatro pequeñas guerrillas, que hicimos en diferentes lugares y en formatos muy distintos y no teatrales, que culminaron en dos piezas. Por un lado, La posibilidad que desaparece frente al paisaje, estrenada dentro del ciclo EL LUGAR SIN LÍMITES, organizado por el Teatro Pradillo en el CDN de Madrid en 2015. Y por otro lado esta Guerrilla –la final, que ahora llega a Madrid– que se estrenó en el KUNSTEN FESTIVAL DES ARTS de Bruselas en el 2016. Son dos piezas que tienen nada y mucho en común. Son el negativo y el positivo de una misma idea o concepto.

Para quien ha visto La posibilidad… verá que igual que esta (empieza con una conferencia) pero que aquella estaba llena de ausencias, o sea, eran todas escenas masivas donde no había personas sino simplemente una representación de ellas a través de los cuatro performers que estaban en escena. Ausencia de sonido, de música… era una obra muy silenciosa en la que había mucho texto para leer. En cambio, en esta Guerrilla, que era un poco la idea del proyecto, la guerra, la guerrilla está en las cabezas. La guerra ya no es física, de sangre y espada, si no una guerra mental.

Hoy, precisamente tres años después, cuando te enfrentas a la actualidad, a tus redes sociales, a la información, ves que la guerra está en las palabras, la guerra está en las cabezas. La gente ya no se pega si no se insulta. Se lanza palabras, se lanza bombas de palabras, de opiniones, no hay una confrontación real y mucho menos diría que intelectual –porque está perdiendo bastante en ese sentido– pero sí que es más virtual y menos física.

Por eso en las dos piezas podríamos decir que el mensaje no viene transmitido a través de un cuerpo real, de una voz real, sino a través de un texto proyectado. Una pantalla y un texto que se recibe solo a través de la lectura personal e intransferible de cada espectador.

De alguna manera este es el código al que nos tenéis acostumbrados.

Sí, es nuestra manera de trabajar, pero empezó a ser más radical, o más contundente, a partir de La posibilidad… y después ya en Guerrilla, que es toda leída. Hasta ese momento hacíamos un 50/50 entre palabra dicha y palabra leída.

Hemos leído de todo a cerca de vuestro trabajo, hemos visto como la critica alababa o repudiaba casi a partes iguales vuestras propuestas escénicas, no había un punto medio.

Bien, eso es positivo, ¿no?

Sí, claro, a mí me lo parece, es genial. Sobre todo me parece muy interesante que en tan poco tiempo –bueno, esto según como lo midamos, pero aún no tenéis diez años como compañía– habéis pasado de ser, podríamos decir, algo así como una especie de terroristas o outsiders de la escena, y estar programados (en nuestro país) en salas periféricas o alternativa a estar presentes en grandes teatros y museos. Hace cuatro o cinco años solo os podíamos ver en la capital en el Teatro Pradillo, donde no se acercaban a veros más de treinta personas. Eran los únicos que se atrevían a programaros.

Sí, puede ser. En Madrid las cosas han cambiado bastante en los últimos años, ha sido bastante exponencial el cambio. Pero no voy a negar que de alguna manera, aunque en España aún seguimos estando bastante poco presentes, por lo tanto un poco marginales, pero fuera ahora estamos dentro de un circuito mercantil de teatro contemporáneo muy evidente, no me las voy a dar aquí de punky del teatro cuando estamos en el mercado total. Los tipos de festivales y teatros a los que vamos son del circuito…

Elitista casi, podríamos decir…

Sí, elitistas de alguna manera, bueno esta es una palabra que tendríamos que coger con pinzas ya que según el país unos casos son más elitistas que otros, según el consumo cultural del ciudadano. No es lo mismo París que Málaga, o Brighton que Praga, o Roma o Matera.

¿Eso os ha cambiado a la hora de crear?

Desde nuestro punto de vista ahora mismo, lo vivimos como nuestro trabajo. Nuestra relación con nuestra obra no es un trabajo de 8 a 6 sino algo más exigente. Nosotros además vivimos juntos, somos pareja y tenemos que hacer una separación entre lo profesional y lo personal. Si bien hay mucho de personal, nuestra relación con nuestra obra es de trabajo y entra absolutamente en dinámicas de producción. Por supuesto tenemos unos límites y no nos vendemos a cualquiera, pero es nuestro trabajo. Si comemos, comemos de esto. Es ahí donde la relación con tu obra cambia. Que no quiere decir que cambie la obra, pero sí tu relación con ella. Por eso cuando empezamos hace nueve años nuestra relación era distinta, trabajábamos de una manera mucho más kamikaze, por supuesto, porque no teníamos nada que perder. Ahora, muy a nuestro pesar, es nuestro trabajo, seguimos intentado hacer lo que nos da la gana, pero la relación es mucho más pragmática, ya que hay agendas, hay números, hay contratos. Antes trabajábamos con nuestros amigos a cambio de nada, ahora a la gente le pagamos, nosotros cobramos. Todo esto hace de la actividad una actividad laboral, y este cambio de estructura te obliga a cambiar quieras o no. Podemos decir que cambia la forma pero esto no afecta al resultado de la obra. Cuando eres más joven y ves a los artistas que son tus referentes, los tienes idealizados, el artista y la obra, pero ellos están trabajando, y para estar en ese punto de visibilidad hay un trabajo detrás de organización, de producción, de elección y de tomas de decisiones contractuales. No es lo mismo cuando empezábamos y no teníamos nada a ahora que hay dinero. La gente a la que contratamos y nosotros mismos trabajamos de otra manera, claro, pero esta suma de las partes no afecta al resultado. Te acercas a tu obra en términos laborales y no en unos términos tan románticos.

Al principio, Pablo estuvo alguna vez en escena, pocas, tú en cambio sí aparecías más a menudo pero desde hace un tiempo son otros cuerpos los que vemos en vuestras producciones ¿Cómo es trabajar desde otros?

El Conde de Torrefiel nació como idea romántica al principio, como algo colectivo, que es una actitud muy juvenil y muy bonita, pero nos dimos muy pronto cuenta de que eso era muy complicado de llevar a cabo durante un tiempo largo, y entonces decidimos que a nivel estructural nosotros seríamos el núcleo decisivo, directivo, aunque no nos guste la idea de ser jefes ni de la autoría. No es algo con lo que nos sintamos cómodos. A la hora del proceso creativo de una pieza intentamos mantener esa idea de colectivo lo máximo posible, esa idea de horizontalidad. Obviamente llevamos la primera idea, el primer impulso, pero como creamos mucho desde la página en blanco, desde cero, el grupo con el que estemos trabajando es fundamental. Sus ideas, sus cuerpos, su manera de estar, lo que ellos aportan es lo que realmente genera el material que luego aparece en la pieza. Nuestra función es una función meramente artesanal: organizar la información y las formas, hacer la dramaturgia. Organizar y escoger aquellos materiales que durante todo el proceso de ensayos han ido apareciendo y que no son obra nuestra, sino obra de aquellos que participan. Por eso cada espectáculo tiene características muy particulares, ya que vienen dadas por los que participan en él. Porque sin esas personas ese espectáculo no hubiera salido así. Mantenemos la idea de colectividad en el proceso creativo, y las ultimas dos semanas es cuando Pablo y yo entramos en primer plano y organizamos el material resultante. Decidimos (transiciones, orden, duración) y metemos los textos de Pablo. Nunca trabajamos los textos al principio, solo al final, es el paquete final. Los textos muy a menudo vienen de todas las conversaciones que nacen en un proceso de creación, también cuando sales del ensayo y te tomas una cerveza, cuando Pablo y yo estamos en casa. Siempre los trabajamos de una manera muy actual, siempre vienen de estas conversaciones o temas que están pululando por nuestro entorno en ese momento.

Guerrilla se estrenó finalmente en mayo de 2016, después de más de dos años de trabajo y de dar muchas vueltas alrededor de la idea del bombardeo silencioso. Pero lo que fue muy determinante fue estar en París en noviembre de 2015 diez días después del atentado en Bataclán y estar trabajando con los participantes locales y sus historias. Esto determina y modifica esa idea de esta Europa que está en guerra y no lo sabe. Se pasó de una cosa más abstracta, la guerra en la cabeza, ese sufrir un cansancio de estar luchando no se sabe muy bien para qué ni para quién, a realmente algo concreto. A hay un enemigo aquí y no sabemos dónde está. Luego hemos sufrido más atentados a nivel europeo, Barcelona en agosto de 2017, por ejemplo, pero el enemigo ya no lo veo, se ha diluído su forma, toma otra. Pero siempre nace de la misma manera y viene a raíz del conflicto y de los mismos miedos, del no entendimiento entre personas.

Uno de los ejes fundamentales de Guerrilla es la dicotomía entre mundo interior y mundo exterior. La individualidad y la experiencia individual, cómo vive cada individuo  las cosas acorde a su bagaje (edad, cultura, vivencia, biografía) versus lo que es el cuerpo colectivo y la vivencia del cuerpo colectivo, que es el tiempo histórico, que eso no lo eliges tú. ¿Cómo se puede encontrar, si se puede, una armonía entre aquello que yo siento, necesito, pienso, con lo que me rodea? Imposible.

Por eso estamos como estamos.

Pero siempre ha sido así, yo creo. Esto lo tratamos en Guerrilla. Ha habido en siglo XX un momento de suspensión o de dislocación del conflicto. Después de una II Guerra Mundial, del principio del s. XX, que ha sido muy cruento, el shock que eso creó hizo que los países desarrollados, o como los quieras llamar, se organizaran de una manera un poco más altruista. Por supuesto, era todo mentira, pero los europeos creíamos que sí, que qué bien se vive ¿no? “Somos gente solidaria”, y todas esas cosas que luego no son verdad. El conflicto estaba desplazado y ahora se esta presentando de otra forma, está entre nosotros.

Me gustaría decir esto antes de terminar, porque alguna vez se nos ha echado en cara. Guerrilla es una pieza de teatro, y es una pieza para leer durante una hora y veinte, que no es lo mismo que escuchar durante una hora y veinte. La información está muy dosificada y planteada de una manera por supuesto efectista, utilizamos en algún sentido las armas del enemigo, y no se puede tratar todo en profundidad, sino que es una propuesta poética a raíz de un contexto actual, que tontea en algún momento con la biografía de alguno de los participantes y lo documental. Guerrilla satura, hay saturación de personas, de sonidos, de palabras.

¿Qué problemas o dificultades tiene a día de hoy el Conde de Torrefiel a la hora sacar adelante un nuevo proyecto?

En nuestro circuito, al ser una compañía española (y estoy segura de que es un problema generalizado en nuestro país para otras compañías) es muy difícil tener una estructura pero al mismo tiempo indispensable. Seguimos trabajando desde casa, no tenemos casi nadie, o nadie que trabaje para nosotros. En cambio en otros países las compañías tienen gente trabajando en el departamento de comunicación, de contabilidad, de producción. No hay estructura, somos nosotros y ya. Tenemos que ser empresa pero es casi imposible. Para acceder a una ayuda del INAEM tienes que ser empresa y no vale que seas asociación, lo cual me parece un escándalo porque yo no soy una empresa, a ver, lo somos, pero es una burrada económica, y necesitas unos conocimientos que tú no tienes, no eres un gestor administrativo. Como artista te tienes que hacer las facturas, el I.V.A, etc. Puedo chapotear en esos asuntos pero no tengo ni idea.

Esto no puede ser, es lo más urgente que hay que solucionar. ¿Cómo se pueden sacar trabajos excelentes a largo tiempo cuando no te puedes permitir que alguien para ti haga esos trabajos transversales y necesarios que tú no puedes abordar por falta de conocimientos? Creo que esta es la raíz del problema en España y esto termina dinamitando todo lo demás: la creatividad, el amor, la dedicación, la excelencia, el entrenamiento, el trabajo y claro, si tú haces cuatro espectáculos maravillosos todos pero se mueren a los diez bolos, te lo piensas, porque uno se hace mayor y tiene que comer.

Y para terminar una pregunta casi imposible de responder: ¿y todo esto para qué?

Yo me la hago cada día, ¿para qué? Porque no me abro una floristería y a tomar por el culo todo. ¿Para que vivir? también. No tengo la respuesta, pero es una gran pregunta y creo que hay que hacérsela todos los días aunque sea para dudar de todo aquello que hagas, es muy importante para relativizar tu trabajo. Porque no hay nada peor en el mundo del arte –en este plano de la ficción, de la substracción– que creerte mucho esto que haces, para mí no hay nada peor, no. Todo lo que hago son intentos de buscar ese para qué.

Por Chechu Zeta | 28 febrero 2019

Yalitza Aparicio, candidata al Óscar a mejor actriz

LAS QUE TIENEN QUE SERVIR

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—Señorita, el café está servido.—

Con este único texto, u otros por el estilo, se iniciaron en la escena multitud de actrices cuando se hacían hasta tres funciones diarias. Figuración con frase, vaya.

Hoy domingo opta al Óscar una actriz por una película en la que apenas abre la boca, y cuando lo hace a menudo se expresa en una lengua de delicada musicalidad, pero incomprensible para la mayor parte del público. Yalitza Aparicio, que así se llama la candidata al premio, es una mujer indígena, una mejicana cuyos rasgos físicos no acostumbramos a contemplar ni sobre el escenario ni en la pantalla, pero sí en la caja del supermercado, limpiando váteres o cambiando el pañal de la abuela. 

Basta echar un vistazo a la historia de la Literatura y el Arte para percatarse de un hecho: en las escasas ocasiones en que sus protagonistas no pertenecen a las clases poderosas, hay una alta probabilidad de que el asunto se desenvuelva sin salir de lo anecdótico, encuadrándose las más de las veces en lo humorístico. Si el relato de las élites discurre por los cauces de la épica, la filosofía, las confrontación de las ideas complejas con los grandes retos de la existencia, la vida de los desheredados se ha relegado, casi siempre, al cuadro de costumbres, el sainete, el chiste en fin.

Resulta que la Humanidad se sostiene por su flanco más primario y elemental. Rigurosamente. Cada día hay que comer, beber, dormir, cagar y mear, en orden aleatorio. Tambien respirar, si bien, a diferencia de las anteriores actividades, esta necesidad se cubre de balde y sin generar residuos que precisen especial gestión. El resto es literatura. Habitualmente, la inmensa mayoría de los habitantes del planeta han dado respuesta a estos inexcusables mandatos de la naturaleza por sí mismos, en solitario o como miembros de un grupo familiar, sea este del tipo que sea. Pero una constante parece acompañar a la especie en su recorrido histórico: a poco que se prospere, se delegan estas cuestiones capitales en personas ajenas al núcleo familiar, situadas socialmente —obvio— en los escalafones más bajos del organigrama. Quienes nada poseen, obligados a sobrevivir solucionando todo a quienes todo tienen. Hasta quitarse de la teta a los propios hijos para alimentar con su leche a los de la dueña y señora.

Con su protagonismo silente y carente de énfasis, la discreta mirada de Cleo nos va atrapando de forma imperceptible mediante la acción pura, ya sea quitando la mierda o salvando —literalmente— las vidas de quienes no le permiten ni un instante de aliento. Resuelta la película en planos gigantescos que arrancan al espectador de la butaca para situarlo en mitad de la escena, respirando con los personajes, la hermosísima y subyugante historia que cuenta Alfonso Cuarón a través de los ojos de Yalitza se posa, durante más de dos horas, en el instante preciso en que entra en escena la criada para comunicar a los señores que el café está servido.

Por Marcos León | 24 febrero 2019

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Escuela de interpretación Madrid

EL DÍA DE LA BESTIA

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La Bestia ha vuelto. En los dioxidos de la boina ha aterrizado El Sacramento del Pecado. Tiembla Madrid al paso de La Exiliada cuando dobla con sus pupilas la dirección del aire. Reaparece La Fatídica para defecar. ¿Cabe mayor muestra de amor? No en vano la hez guarda el recuerdo imborrable de quien no disimula su naturaleza corrupta. Se afana La Carnicera en podar todos los juanetes censados. La Liddell ha vuelto, sí, pero para irse. No hay suficientes besos que puedan pagar la Voz del Desierto. 

La Arisca no concede entrevistas. ¿Hablan, acaso, las Tormentas? Ni a mirar se dignan antes de fulminar al rebaño. Vuelve La Indecente empalada en un trueno para infringir un dolor que solo los enamorados claman. Sube La Bruja al «patíbulo-escenario» a inmolarse. Quemarse. Abrasarse. Y reducida a cenizas sodomizar  al bello puritANO. La Eterna eyacula. Y allí, para horror de los disléxicos fecunda El Teatro Posdemocrático: «La ideología es lo contrario al pensamiento». No existe mejor forma de dominación que el sufragio universal.

Asusta  a los niños La Bárbara.  Ni la sienten feliz, ni adaptada. Intimida La Indigna a las almas mansas y bondadosas. Así que cierran sus infantiles ojitos y sueñan con volatiilizar a La Doña, (pero) La Doña entra en sus sueños y afilada su vagina hace de ellos cabello: dulce cabello de ángel. ¡Beatifica Angélica que viertes el sarro en las primulas ten piedad de los reprimidos! Pobres. Nada más patético que no saber nacer. 

Cosida en sus zarpas la letra A en Escarlata, regresa La Osa a su exilio. Sin lacitos ni banderitas que puedan ensuciar con sus ridículos colorines la inicial de su nombre. No se casa La Exclusiva con la banalidad. Ahí vive el mal, dice Hanna Arendt.

Respiran Jason y su prole sabiendo que La Maldita se aleja. Ingenuidad. No existe tecnología que supere a una pesadilla. Y Medea siempre vuelve.

JUAN CODINA

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Escuela de interpretación Madrid

NOMINADOS A LOS PREMIOS DE LA UNIÓN

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Hoy se ha dado a conocer la lista de sesenta y seis nominados y nominadas a los Premios de la Unión de Actores y Actrices en su XXVIII edición.

En esta casa nos encontramos felices por partida doble. El director del Estudio, Juan Codina, ha sido nominado como Mejor Actor Protagonista en la categoría de teatro por su trabajo en Luces de Bohemia dirigida por Alfredo Sanzol.

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Juan Codina (izq) en un momento de Luces de bohemia en el Teatro María Guerrero

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Y una de nuestras profesoras, Sonia Almarcha, nominada en la categoría de cine como Mejor Actriz de Reparto por su personaje en El reino, la cinta de Rodrigo Sorogoyen.

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Sonia Almarcha durante el rodaje junto al director de la película. ©JulioVergne

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Además de los premios en las diferentes categorías de teatro, cine y televisión, la Unión entrega el premio Toda una vida, reconocimiento honorífico a la carrera de una figura destacada de la profesión que por su trayectoria interpretativa, humanidad, compromiso e influencia es considerada un claro referente para el gremio. El ganador/ra de este galardón se dará a conocer en una rueda de prensa en los días previos a la gala de entrega que está prevista para el 11 de marzo.

Enhorabuena a todos los nominados.

CINE

MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA

Bárbara Lennie por LA ENFERMEDAD DEL DOMINGO

Penélope Cruz por TODOS LOS SABEN

Susi Sánchez por LA ENFERMEDAD DEL DOMINGO

 

MEJOR ACTRIZ SECUNDARIA

Alexandra Jiménez por SUPERLÓPEZ

Ana Wagner por EL REINO

Carolina Yuste por CARMEN Y LOLA

 

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO

Elvira Mínguez por TODOS LOS SABEN

Petra Martínez por PETRA

Sonia Almarcha por EL REINO

 

MEJOR ACTOR PROTAGONISTA                                    

Antonio de la Torre por EL REINO

Javier Bardem por TODOS LO SABEN

Jose Coronado por TU HIJO

 

MEJOR ACTOR SECUNDARIO

Alberto San Juan por EL REY

Juan Margallo por CAMPEONES

Luis Zahera por EL REINO

 

MEJOR ACTOR DE REPARTO

Carlos Bardem por ALEGRÍA, TRISTEZA

Luis Bermejo por TU HIJO

Oriol Pla por PETRA

 

TEATRO

MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA

Bárbara Lennie por EL TRATAMIENTO

Laura Toledo por LA VOZ DORMIDA

Susana Hernáiz por LA EXTRAÑA PAREJA

 

MEJOR ACTRIZ SECUNDARIA

Clara Sanchis por CONSENTIMIENTO

Mabel del Pozo por EL CURIOSO INCIDENTE DEL PERRO A MEDIANOCHE

Natalia Hernández por LA TERNURA

 

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO

Ángeles Martín por HABLAR POR HABLAR

Lidia Navarro por LLUEVEN VACAS

Montse Peidro por EL AUTO DE LOS INOCENTES

 

MEJOR ACTOR PROTAGONISTA

Alberto Berzal por 1984

Carlos Hipólito por BILLY ELIOT

Juan Codina por LUCES DE BOHEMIA

 

MEJOR ACTOR SECUNDARIO

Adrián Lastra por BILLY ELIOT

Luis Rallo por 1984

Pepe Viyuela por EL BURLADOR DE SEVILLA

 

MEJOR ACTOR DE REPARTO

Antonio Gil por HABLAR POR HABLAR

Jorge Torres por EL AUTO DE LOS INOCENTES

Juan Vinuesa por ALGÚN DÍA TODO ESTO SERÁ TUYO

 

TELEVISIÓN

MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA

Alba Flores por La casa de papel

Belén Cuesta por Paquita Salas

Inma Cuesta por Arde Madrid

 

MEJOR ACTRIZ SECUNDARIA

Adriana Ozores por Velvet Colección

Anna Castillo por Arde Madrid

Elisabet Gelabert por Gigantes

 

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO

Miren Ibarguren por Arde Madrid

Pepa Gracia por La otra mirada

Yolanda Ramos por Paquita Salas

 

MEJOR ACTOR PROTAGONISTA

Álvaro Morte por La Casa de Papel

Javier Gutiérrez por Estoy Vivo

Javier Rey por Fariña

 

MEJOR ACTOR SECUNDARIO

Alejo Sauras por ESTOY VIVO

Antonio Durán (Morris) por FARIÑA

Jaime Lorente por La CASA DE PAPEL

 

MEJOR ACTOR DE REPARTO

Borja Maestre por AMAR ES PARA SIEMPRE

Jesús Castejón por VIS A VIS

Julián Villagrán por ARDE MADRID

 

REVELACIÓN

MEJOR ACTRIZ REVELACIÓN

Abril Zamora por VIS A VIS

Eva Llorach por QUIÉN TE CANTARÁ

Zaira Romero por CARMEN Y LOLA

 

MEJOR ACTOR REVELACIÓN

Álex Villazán por EL CURIOSO INCIDENTE DEL PERRO A MEDIANOCHE

Borja Luna por ANIMALES SIN COLLAR

Sergio Castellanos por LA PESTE

 

INTERNACIONAL

MEJOR ACTRIZ PRODUCCIÓN INTERNACIONAL

Belén Rueda por NO DORMIRÁS

Natalia de Molina por NO DORMIRÁS

Penélope Cruz por AMERICAN CRIME STORY: VERSACE

 

MEJOR ACTOR PRODUCCIÓN INTERNACIONAL

Alberto Ammann por NARCOS

Oscar Jaenada por LUIS MIGUEL

Paco León por LA CASA DE LAS FLORES

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Alberto Conejero vuelve al CDN con La Geometría del Trigo

ENTREVISTA A ALBERTO CONEJERO

[vc_row][vc_column][wolf_fittext max_font_size=»72″ text=»ENTREVISTA A ALBERTO CONEJERO» font_weight=»500″ letter_spacing=»0″][vc_empty_space height=»1em»][wolf_fittext max_font_size=»20″ text=»Hablamos con el dramaturgo con motivo del estreno de La geometría del trigo» font_weight=»500″ text_transform=»none» letter_spacing=»0″][vc_empty_space height=»3em»][vc_column_text]

Hace cuatro años se estrenaba en el Teatro María Guerrero La piedra oscura, un montaje que terminaría llevándose cinco Premios Max. Entre ellos, el de mejor autor para Alberto Conejero, que ayer volvía a un escenario del Centro Dramático Nacional, esta vez a su sede del Valle-Inclán en el barrio de Lavapiés, con La geometría del trigo (dosbigotes, 2018)un espectáculo que escribe, dirige y produce él mismo.

La geometría del trigo nace a partir de un recuerdo que le contó su madre. Es la historia de lo que le ocurrió a unos amigos del pueblo cuando eran jóvenes, antes de que él naciese, y aprovecho precisamente ese salto en el tiempo para viajar hasta el Alberto que no conozco, al niño nacido en Vilches (Jaén) en 1978.

Alberto Conejero es andaluz, pero realmente nunca ha vivido allí, solo durante los veranos que de pequeño pasaba con sus abuelos en el pueblo. Antes de cumplir los dos años sus padres se trasladaron a vivir al madrileño distrito de Villaverde. A pesar de todo, Alberto Conejero tiene un fuerte arraigo con su tierra y se siente profundamente andaluz, él mismo define como un madrileño de Jaén y muestra sorpresa al pensarlo en voz alta: “Es curioso esto, sentirse tan arraigado a un lugar que no se ha conocido, bueno, que no se ha vivido, mejor dicho. Yo me he escolarizado y educado en Madrid”.

¿Qué llega antes, la poesía o el teatro?

La poesía. Pero para mí no hay una distinción genérica tan fuerte, no lo vivo como si estuviera escribiendo desde dos lugares distintos. Creo que el teatro siempre ha sido un buen albergue para la poesía, y a la inversa, pero lo primero fueron poemas –malísimos– de un niño repelente y raro de once años que hablaban de la soledad.

¿Tu primer recuerdo del teatro, Alberto Conejero?

Bueno, recuerdo… Yo creo que el recuerdo inventa. No sé si esto me lo he inventado, pero sí tengo claro que he tratado de encontrarlo. Y no es uno, son dos: un montaje de Las Bacantes en el Festival de Teatro de Segóbriga, que debía tener unos trece o catorce años y luego la lectura de Bodas de Sangre. Ambos son casi inmediatos, van muy seguidos, de la mano.

Imposible olvidar esa primera lectura de Bodas de Sangre, ¿no?

Me sucedió el teatro leyendo aquel libro y me dije: “esto es lo que quiero hacer”, sentí que ahí estaba todo.

¿Casi como un pálpito, justo en ese momento, después de leerla hallaste lo querías ser?

Encontré la vocación pronto, muy rápido. Descubrí que aquello de alguna manera tenía poesía, que también era música… Creo que, como fui un adolescente solitario, el teatro me daba la oportunidad de estar, de hacer un nosotros. En mi caso, la transición o el viaje de la poesía al teatro también tiene que ver con esto, con la necesidad de establecer un nosotros, de estar juntos.

Imagino que, igual que existieron aquellos primeros poemas, un día aterrizaron en el papel los primeros personajes que rondaban tu cabeza y le diste forma de obra de teatro. ¿De qué hablaba?

Era muy mala también, escrita en plena adolescencia, imagínate. El jardín de la Luna Negra se llamaba. ¿Puede ser un título más cursi? Era una obra muy afectada, muy intensa. El personaje principal era un jinete que se dedicaba a vender caballos, un tratante gay de caballos. No es una buena obra, pero tenía esa ingenuidad que es muy fértil y muy luminosa. Escribir sin esperar nada, escribir por el puro placer de hacerlo.

Supongo que, como nos ocurre a los actores, el del escritor, como el de cualquier oficio artístico en este país, no es un camino sencillo…

Mira, lo primero mío que se hizo profesionalmente fue Húngaros en el 2002, llevo casi veinte años haciendo esto. Es verdad que en los últimos años se ha intensificado todo a partir de La piedra oscura, y lo que te permite el tiempo es tener perspectiva. Pero sí, el de dramaturgo es un oficio bastante de intemperie y de invisibilidad casi todo el tiempo. Para que una obra llegue a estrenarse se tienen que producir una serie de azares y de voluntades que es muy difícil que se den. Yo, que he tenido la fortuna y también la responsabilidad de tener palabra pública, no solo con el teatro sino a través de la presencia en la prensa o en los medios, asumo esa responsabilidad agradecido. Creo que seriamos un país mejor si se escuchara más a los hombres y mujeres del teatro, a los dramaturgos y dramaturgas en concreto.

Es verdad que tengo por un lado esa suerte, pero también es verdad que se paga. Nada es gratuito, todo tiene su precio. Y asumo que cuando estás tan expuesto en una profesión haya algunos a los que les parezca malo lo que haces. He aprendido estos años a relacionarme con la crítica. Y creo que hay dos cosas muy peligrosas para un creador: el elogio unánime y la crítica feroz unánime. Esas dos cosas aplastan, a quien sea. Pienso que el equilibrio entre ellas es un lugar muy fértil para estar como creadores. Yo he aprendido mucho de críticas severas –algunas con razón– que me han hecho, y poco de críticas muy elogiosas, porque del elogio no se aprende nada, aunque de la crítica inmisericorde tampoco. 

Alguna vez he sufrido la incomprensión con alguna obra en particular, pero bueno, los creadores no somos infalibles, el teatro es la suma de muchas circunstancias, voluntades e imaginarios. Y hay obras que quizás no han alcanzado la temperatura que tenían que haber tenido. He vivido algo parecido al fracaso y me ha hecho muy libre. Se generan a veces expectativas sobre uno a las que no puede responder ni debe responder. ¿He fallado? Pues estupendo, ya está, como decía Beckett: fracasa mejor.

Alberto Conejero, estás en el Teatro Español con El sueño de la vida, dirigido por Lluís Pasqual, estuvo hasta principios de enero Todas las noches de un día –por la que acaba de ser nominado a los Premios Valle-Inclán– dirigida por Luis Luque en el Teatro Bellas Artes y ahora tú mismo diriges tu texto La geometría del trigo en el CDN. ¿Cómo estás viviendo este momento?

Lo llevo con agradecimiento y responsabilidad, pero lo vivo como una casualidad, la programación es caprichosa y puede generar una imagen muy distorsionada de la realidad, ya que los proyectos se han fraguado en diferentes años y de modo muy distinto. En el caso del Bellas Artes, es un teatro privado con una producción privada. Lo del Teatro Español es una producción pública y en La geometría del trigo en el CDN, donde estamos como compañía invitada, el grueso de la producción es mío, aunque cuento con el apoyo de la Diputación de Jaén, del Ayuntamiento de Vilches, de Producciones Teatrales Contemporáneas y La Estampida Teatro.

Hablemos de La geometría del trigo

Pues es la historia de un viaje de Barcelona a Jaén por Despeñaperros, es un hotel de mala muerte, es mi pueblo, mi infancia, el pantano, los olivos, la tierra roja. Es una obra en la que que, sin ser autoficción, yo de alguna manera estoy muy presente en ella a través de juegos íntimos en la escritura. Es un montaje muy andaluz por el lugar donde se desarrolla y porque los actores que interpretan a los personajes son andaluces, excepto una de las actrices que es madrileña y que paradójicamente interpreta a un personaje catalán. 

Cuando empecé a ensayar tenía una voluntad más épica, pero ensayándolo me he dado cuenta de cierta impronta chejoviana, en la torpeza de esos cuerpos y en lo que hacen esos personajes que son decididamente torpes en sus pasiones. He intentado rebajar la temperatura de todo el montaje. Es una obra que habla de la necesidad del amor como algo transcendente, pero no desde un lugar reaccionario, ni conservador. Tiene algo paliativo, no hay nada que se rompa del todo, siempre estamos a tiempo de cuidarnos y protegernos. Y proteger el vínculo que nos ha unido que siempre va estar.

Mi teatro está lleno de fantasmas, creo que tenemos que cuidar de nuestros muertos, saber quiénes fueron o qué hicieron a lo largo de sus vidas, eso nos puede ayudar. Este texto abre nuevos espacios en mi dramaturgia, no tiene un “happy end” como tal pero… es quizás la menos poética, la poesía está por otro lado pero no tiene tanta literatura.

Hay momentos en los que los personajes hablan en catalán, ¿por qué?

Para mí hay algo muy importante en traer el catalán a un escenario de Madrid, una realidad lingüística que no vemos en los teatros de aquí. Los momentos en que aparece el catalán no están acompañados de sobretítulos, porque creo que no es necesario. Somos capaces de escucharlo y entenderlo, tenemos que serlo. Si alguien tiene un problema con esto, es que tenemos un problema muy grave como país. Lo he hecho con esta intención.

Una obra de un autor andaluz, con actores andaluces a los que les he pedido que no escondan su acento –como gesto político también– hecha en el CDN y con momentos donde aparece la lengua catalana.

Por Chechu Zeta | 7 febrero 2019

Puedes ver La geometría del trigo hasta el 24 de febrero en el CDN y El sueño de la vida hasta el 24 de febrero también pero en el Teatro Español.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][wolf_video url=»https://youtu.be/k9q8Loe0unQ»][/vc_column][/vc_row]

Escuela de interpretación madrid

CHICHO

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Hubo un tiempo en que Televisión Española fue un estado teocrático y Dios: Chicho Ibáñez Serrador.

Hoy el divino baja del Paraíso para recoger de manos de la Academia de Cine el Goya de Honor. Nadie lo merece tanto como él.

Su legado a la gran pantalla es tan escaso como emblemático. Cine de culto del más genuino de los influencers. Y fue en la pequeña pantalla donde pudimos disfrutar con mayor intensidad las huellas de su genio. Chicho es ese brillante juglar que el pueblo siempre necesita para explicarse a sí mismo. Sus historias en ocasiones nos impedían dormir, en otras nos arrojaban a los pies de la frivolidad. Con él y antes que nadie pudimos hablar en paz y sin pudor de sexo. Y, en fin, el memorable. Un, dos, tres… aquel programa que disfrazado de concurso fue la mirada sociológica más aguda de nuestra historia.

Pero si algo hay que agradecer de Chicho es el astuto espíritu con el que combatió la mojigatería y censura de una época. Una aluminosis letal que hizo temblar constantemente los cimientos franquistas.

Chicho es un milagro, el mismo en que su madre le pedía que convirtiera su vida. Un milagro que también exigía a quienes le acompañaban. Por eso todos los que tuvieron la fortuna de trabajar junto a él confiesan amar a ese hombre que lo ponía todo tan difícil. 

Gracias por tanto, Maestro.

JUAN CODINA

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La cultura y el PSOE

[vc_row][vc_column][wolf_fittext max_font_size=»72″ text=»La cultura y el PSOE» font_weight=»500″ letter_spacing=»0″][vc_empty_space height=»1em»][wolf_fittext max_font_size=»18″ text=»La vida de un creador no es fácil. Si se les quita la pensión por el hecho de crear, la mayoría de los autores van a la miseria» title_tag=»h2″ font_weight=»500″ text_transform=»none» letter_spacing=»0″][vc_empty_space height=»3em»][vc_column_text]

Gracias al impulso del titular de Cultura, el último Consejo de Ministros del pasado año aprobó compatibilizar, para los creadores o artistas, el cobro de sus pensiones de jubilación con los rendimientos de derechos de autor. Fue todo un éxito, después de tres años de lucha de la plataforma Seguir Creando. Pero, merced a las reticencias de los Ministerios de Seguridad Social y de Hacienda, aquellos que, antes de aprobarse la ley, fuimos penalizados con cantidades de dinero desmesuradas, a causa del rendimiento de nuestra actividad artística, seguimos pagando, pese al decreto, las sanciones con las que fuimos castigados por el “delito” de crear. Y he dicho que las cantidades eran y son desmesuradas, pues en varios creadores superan los 2.000 euros al mes durante cinco años. El caso más sangrante es el de nuestro añorado Forges, cuya familia continúa afrontando el pago de la penalización que los inspectores establecieron para su “delito” de hacernos sonreír y reflexionar cada mañana con sus viñetas.

De modo que los propósitos son loables, pero las realidades frustrantes. Aunque los responsables de la Seguridad Social y de Hacienda explican que las leyes son anteriores al nuevo decreto y que hay que cumplirlas, argumentos así tienen un cierto tufillo a aquellos que, entre otros, emplearon las defensas de los juicios abiertos contra matarifes de sangrientas dictaduras. Yo me pregunto: las leyes de apartheid, por poner un ejemplo llevado al extremo, ¿también tendrían una validez en el tiempo, una vez desaparecida la dictadura de aquel sistema racista y criminal? Imagine el lector que, en un país en donde existe la pena de muerte, los políticos deciden abolirla. Pero establecen una salvedad: hay que ejecutar a todos los que estaban condenados por la antigua ley. A los creadores que seguimos ahorcados se nos dice desde instancias gubernamentales que suspender las sanciones supone desdeñar a los inspectores que en su día las determinaron, esto es: que aunque se derogue la pena capital, es preciso ajusticiar a los que fueron declarados reos de muerte para no desairar al verdugo.

España es un país en el que a menudo parece imposible hacer justicia: por ejemplo, en el caso de Billy el Niño, emblemático torturador del franquismo. No sólo anda por el mundo libremente después de haber retocado más uñas que una manicura china, sino que, además, tiene concedidas medallas por el franquismo, e incluso del posfranquismo, por las que cobra sustanciosas gratificaciones, cifradas en casi un 50% más de la pensión de jubilación que le corresponde como exfuncionario del Estado. El Gobierno socialista ha expresado su voluntad de quitarle las condecoraciones y las pensiones que conllevan. Pero yo me pregunto: si el Ejecutivo las anula, ¿se le exigirá, como Seguridad Social y Hacienda han hecho con los creadores, que devuelva las cantidades cobradas estos años atrás por sus distinciones? Me temo que no, visto su respeto a las leyes del pasado, aunque provengan de una dictadura. Y así tendremos, para las generaciones posteriores de españoles, un ejemplo magnífico de cómo el arrancar uñas y patear testículos es más rentable que escribir libros o pintar cuadros.

La vida de un creador no es fácil. Y me remito al caso del escritor, que es el que mejor conozco. Por cada uno de sus libros vendidos, mientras que el distribuidor y el librero cobran el 55% y el editor el 35%, él recibe el 10% (en muchos casos sólo el 8%). Junto con ello, si tiene agente, del dinero que obtiene debe darle entre el 10% y el 15%. Después, ha de pagar el 15% de IRPF y liquidar beneficios con Hacienda (caso de que le quede algo de dinero). Y si además de eso se les quita la pensión o parte de ella por el hecho de crear —como sucedía hasta ahora—, la mayoría de los autores van derechos a la miseria.

De modo que, como decía Larra, escribir es llorar. En los tiempos del Gobierno de Mariano Rajoy, declarado enemigo de la cultura (el ministro Montoro se dirigió una vez al colectivo del cine diciendo “os vais a enterar”), era fácil de entender la animadversión. Pero difícilmente se comprende en los días del PSOE, un partido que abandera la defensa de los valores culturales, sobre todo cuando, en tiempo electoral, viene a pedirnos a los artistas que firmemos manifiestos solicitando a la sociedad el voto para los socialistas.

 

Artículo del escritor Javier Reverte publicado el 1 de febrero en el diario EL PAÍS.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]