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Escuela de interpretación en Madrid

LA PARADA DE LOS MONSTRUOS (FREAKS)

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Enanos, niñas down con microcefalia, un hombre sin extremidades, un hermafrodita, dos siamesas fusionadas por la cintura, una mujer barbuda, mutilados o discapacitados psíquicos.

En 1932 Tod Browning –que dos años antes había dirigido la aclamada Drácula con Bela Lugosi– rodó LA PARADA DE LOS MONSTRUOS (FREAKS), una película en la que los actores padecían realmente enfermedades congénitas y en la que contaba la vida de los trabajadores de un circo en el que uno de los enanos se enamora de la bella trapecista y esta intentaba hacerle creer que también se enamoraba de él para poder apoderarse, junto al forzudo de la troupe (su verdadero amante), de toda su fortuna. Al final, todos los ‘monstruos’ trazarán un plan para vengarse de la pareja de desaprensivos.

El director quería agitar la moral de la época y mostrar otra visión acerca de los diferentes, de los considerados anómalos, y que la opinión imperante quedase de alguna manera en entredicho a través del digno comportamiento de los ‘raros’ frente a la perversa conducta de los ‘normales’.

Pero la película fue un fracaso, resultó demasiado controvertida e impactante. La gente no estaba dispuesta a soportar a aquellos repulsivos marginados y salían corriendo despavoridos de las salas de cine. Antes de que hubiera pasado un mes, la película se retiró de las salas en los EE.UU., en Inglaterra estuvo prohibida durante más de treinta años y en el resto de Europa apenas se distribuyó. Hasta que en los sesenta se estrenó en el Festival de Venecia y una década después, casi clandestinamente, en el de Sitges. Realmente en nuestro país no se pudo ver en cines hasta 1997.

No hace ni treinta años que se empezó a considerar una película de culto.

¿Si se tuviese que estrenar hoy podríamos disfrutar de esta extraordinaria cinta o, como ocurrió entonces, la censura se encargaría de prohibir su exhibición terminantemente en casi todo el mundo?

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Escuela de interpretación en Madrid

ÉRASE UNA VEZ EL HOMBRE

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En 1978 el francés Albert Barillé creó una mítica serie de dibujos animados sobre la historia de la humanidad, ÉRASE UNA VEZ EL HOMBRE, donde una familia viajaba desde la prehistoria hasta la actualidad.

Durante la emisión de los capítulos los padres dejaban a sus hijos delante del televisor con la seguridad de que aprenderían y la tranquilidad de que al menos durante ese rato se mantendrían alejados de las violentas imágenes de la animación japonesa que ya empezaba a desembarcar por estos lares.

La serie fue un éxito planetario, se vendió casi a todo el mundo excepto a EE.UU., Australia y Nueva Zelanda. Estaba coproducida por las televisiones públicas de los diez países más potentes de la Europa del momento menos España, a la que también se le ofreció pero finalmente rechazó la oferta. TVE compró la serie completa, pero hubo un capítulo que censuró y no emitió, el número 15: EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL. Según la nota del gabinete de prensa de nuestra tele fue «imposible su emisión por razones de orden técnico» aunque el subdirector del momento admitió extraoficialmente que realmente fue «por abundar en los tópicos históricos de la leyenda negra sobre España»

A Barillé, su creador, le sorprendió muchísimo la decisión de TVE y dijo que su «punto de vista sobre la historia es siempre crítico. Yo ni creo ni estoy enamorado de los grandes hombres, porque en realidad no lo han sido, sean del país que sean. Yo, por ejemplo, digo bastantes cosas malas de Luis XIV y a los franceses no les gusta. La televisión francesa tampoco es feliz cuando se les recuerda los tiempos de la esclavitud o del colonialismo. Pero no por eso censuran los episodios. TVE acepta que se diga estos de los demás pero rechaza lo que yo digo de Cortés o de Pizarro. Es un problema de sensibilidad, de cultura. Parece que mis amigos españoles son muy susceptibles».

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Escuela de interpretación en Madrid

LA FAMA

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Tenéis muchos sueños, buscáis la fama pero la fama cuesta.

El Quijote habla constantemente de la fama, la desea, ansía que su nombre y figura esten en boca de todos como reflejo de hombre justo y bueno. Anhela pasar a la posteridad como excelente y valiente caballero.

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Warhol, sin embargo, intentó democratizar su significado, lo pervirtió: «En el futuro todo el mundo será famoso durante quince minutos. Todo el mundo debería tener derecho a quince minutos de gloria. En los años ochenta va a haber cada quince minutos un nuevo futuro. La inspiración será la televisión»

De alguna manera hasta entonces la fama estaba asociada al buen nombre, a las acciones admirables, a las hazañas o a la excelencia en determinados campos del conocimiento y el saber.

A partir de Warhol la fama derivó en barata y vulgar popularidad, en un concepto vacío de cualquier aspecto admirable o deseable. Cualquiera podía ser famoso, que está muy bien, pero lo delirante es que esto incluye a cualquiera que carezca de cualquier tipo de interés o que directamente su aportación al mundo sea la NADA más absoluta.

La búsqueda rápida del pelotazo popular, no hace más que destruir el profundo, verdadero y romántico valor que encierra su poderoso significado: LA ETERNIDAD, y esta, evidentemente no se construye en quince minutos, se ponga como se ponga aquel que consiguió que la sopa Campbell’s se hiciera famosa en todo el planeta.

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Hoy empezamos de nuevo, comienza otra vez el curso. Emprendemos una vez más el viaje, y ya van doce.

Queridas alumnos, no nos importa en que grado y manera busquéis, deseéis o persigáis vuestra fama, pero lo que sí os pedimos es que no os permitáis ser aburridos. Amad lo que hacéis. Comprometeos con esta profesión.

Bienvenidos, todas.

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FOTO 1

Portada de la primera edición francesa de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de 1863. Ilustración realizada por el pintor, escultor e ilustrador Gustave Doré mediante la técnica de grabado al aguafuerte.

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FOTO 2

Campbell’s Soup Cans. 1962

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