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Pintora: Irene Beneitez

ENTREVISTAMOS A IRENE BENEITEZ

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Casi coincidiendo con las celebraciones del bicentenario del Museo del Prado la semana pasada se incorporaba a nuestro Estudio como profesora la pintora Irene Beneitez (Madrid. 1980). ¿Qué hace una pintora entre los profesores de una escuela de interpretación? Aquí estamos convencidos de que el actor o actriz debe ser algo más que un mero intérprete, tiene que tener y desarrollar su vocación de artista y para eso es necesario que entre en contacto con otros universos del arte.

Irene, en sus clases pone en valor lo interno de un oficio, el de la pintura, del que sabemos bien poco. Muestra a los alumnos las entrañas del proceso creativo. Tuvimos la ocasión de colarnos en una de sus clases y es realmente interesante.

¿Cómo y cuándo empiezas a pintar?   

Empecé a pintar desde muy chiquitita pero me llegó el impulso y supe que quería pintar cuando mi madre me regaló el primer maletín de oleos. Ese momento fue mágico, muy simbólico. Siempre había trasteado pero fue entonces cuando comprendí que me sentía realmente cómoda con la pintura.

Luego seguí dibujando y pintando, era mi manera de evadirme, me tiraba horas y horas copiando cómics y cartoons. Sabía que quería dedicarme a la pintura pero siempre posponía el momento, creía que tenía que estar más preparada intelectualmente. Y en esas me desvié y terminé haciendo unos años de ingeniería, aquello fue un fracaso, claro, hasta que finalmente me matriculé en Bellas Artes en la complutense. Continué becada en Sevilla y alejándome de la facultad. Allí entré en contacto con muchos artistas y estuve trabajando en varios estudios con diferentes pintores, que es como se aprende realmente, en el taller. A pintar se aprende pintando, la técnica se aprende a base de trabajar y trabajar, ensuciándose. Echándole horas. Estudiando los materiales, comprobando como funcionan unos con otras, en el fondo es un experimento alquímico. Vas probando, conociendo como se comporta el lienzo, las pinturas. 

Con el tiempo volví a Madrid y terminé aquí la carrera. Siempre he tenido la necesidad de creación, ha habido y hay una búsqueda constante para encontrar mi propio lenguaje. Entonces durante la carrera no siempre fue fácil encajar a la academia, ya que yo tenía mi propio criterio estético, visual, literario y plástico. Fue una guerra, pero de alguna manera creo que esa determinación es la que en el futuro me impulsó a tener mucha más fuerza en mi trabajo y la posibilidad de poder dedicarme profesionalmente a esto. 

En España es realmente complicado dedicarse a la pintura. No es fácil encontrar un hueco en galerías, no es sencillo poder exponer. Solo hace cinco o seis años que conseguí empezar a vivir de mi obra. Es duro, tienes que hacer tú todo, no hay apoyo externo. Yo si no fuese por la confianza que se tiene fuera de nuestro país en los nuevos pintores no comería. Aquí la gente no arriesga, solo si se conoce la obra del artista y se sabe que va a dar unos beneficios se apuesta por ella, de lo contrario nada. 

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¿Para qué pintas?

Por necesidad personal. Me interesa poder entender que nos pasa, ¿qué le pasa al ser humano? ¿porqué somos así? Si no pinto no soy, cuando paso algunos días sin pintar el plano de realidad se vuelve demasiado consciente, muy racional y solo cuando estoy creando soy capaz de adentrarme en ese submundo que me da la vida.

Submundo en el que por muy a gusto que estés supongo que también lo pasas mal, ¿no?

Claro, ese estar siempre al borde del abismo en lo que haces, ese punto de sufrimiento y duelo. Si lo piensas es muy absurdo. Estás delante de un cuadro persiguiendo algo que no sabes muy bien ni si quiera lo que es. Cuando no lo encuentras evidentemente te hundes. Lo pasas fatal, la cabeza no para. Hasta que por fin surge y aparece, entonces ese momento es maravilloso. Estar en busca de esa cosa todo el tiempo, sí, es mágico. Pero sobre todo es necesario, si no fuera necesario habría dejado de pintar hace muchísimo tiempo, pero cada vez pinto más. Mi pintura tiene bastante que ver con la saturación que estamos viviendo ahora mismo. Y ahí está mi búsqueda, en conseguir poner en orden todo ese caos existencial que nos rodea. Ser capaz de dar forma a todo ese potaje y ver como hacer para que eso funcione.

Es genial poder vivir de algo que te da la vida… 

Sí, pero tiene mucho que ver con el trabajo sobre el trabajo. Con nunca perder la esperanza, aunque no es fácil que esto ocurra. Hay que volver a ella y seguir, seguir y seguir. Porque después de todos esos kilómetros de tela que no sirven para nada, hay alguno que merece la pena. El trabajo llama al trabajo. Como decía Picasso, que la inspiración te pille trabajando. La iluminación solo aparece si trabajas.

¿Cómo es un día de tu Irene pintora, metida en faena?

Es un trabajo este de todos los días pero tengo una hija y no puedo estar todo el día metida en el taller. Durante la semana reparto el trabajo entre la mañana y la tarde, normalmente estoy entre ocho y nueve horas trabajando. Cuando más trabajo es los fines de semana al no tener que levantarme tan temprano puedo estar en el estudio hasta las tres y las cuatro de la mañana.

¿Cómo es esto de venir a una escuela de interpretación a trabajar con actores?

Para mí es genial, espero que para ellos también. No es como cuando trabajo con pintores que suele haber choque de egos. Las clases son muy bonitas, fluyen. Preguntan mucho, es un campo que de entrada no conocen y ponen mucho interés en aprender. Es muy especial poder aportar a actores otro punto de vista, otras posibilidades, mirar desde el prisma de la pintura. Es interesante compartir mi mundo con personas que están abiertas y receptivas a ver el arte con ojos de inquietud y me ayuda también a mí a salir de mi medio y en esa reciprocidad aprendo. Es muy constructivo. Me proporciona una visión interesantísima de la pintura desde fuera. 

¿En qué estás ahora?

Estoy deseando de que lleguen las telas porque necesito un viaje nuevo. No sé donde voy (risas), probablemente será una continuación de lo que estoy haciendo pero con diferentes códigos. Una serie diferente. Estoy en ese reto de empezar algo diferente. Con miras a, de aquí a un tiempo, sacar mi obra fuera, sobre todo EEUU. 

Dentro del lenguaje pictórico del siglo XX una de las luchas más importantes se ha dado entre la abstracción y la figuración. Estás en un sitio o estás en otro, parece un tabú romper esa trinchera y jugar con los dos. A mí eso me toca un poco las narices y siempre estoy intentando romper esa estructura. Cuando veo que hay una figura me gusta romperla y cuando aparece la abstracción me gusta meter algo, no me gusta el equilibrio. 

Ahí estoy, buscándome, yendo más allá, superándome. Sé que en mi trabajo hay cosas que ya funcionan, que están bien pero me pido a mí misma no quedarme ahí. Así que estoy deseando coger el rollo de tela, liarme con cincuenta mil lienzos a la vez y empezar. 

¿Qué posee la pintura que hace que nos embriague de esa manera y que le falta?

Tiene una herencia maravillosa, que debería aprovechar, y a la vez un grandísimo complejo de inferioridad que la tiene completamente estancada. Y eso es lo que hace que, para mí, ahora mismo, la pintura en España esté agónica. 

Le falta vida, creerse a sí misma. 

Por Chechu Zeta | 26 noviembre 2019

Hasta el 5 de diciembre puedes disfrutar de la pintura de Irene Beneitez & Manuel Ocampo en la exposición Intersectional Clown World  en la galería @tres_por_cuatro de Madrid[/vc_column_text][vc_empty_space height=»2 em»][/vc_column][/vc_row]

Que cuadro salvarías del Prado

¿Qué salvarías del Museo del Prado si ardiese?

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En 1953 Salvador Dalí y Jean Cocteau visitaron juntos el Museo del Prado. Al terminar la visita tuvo lugar una rueda de prensa en el Ritz y un periodista le preguntó al poeta y cineasta francés que «¿Si se hubiera quemado el Prado qué se habría llevado usted?» –Me hubiera llevado el fuego– respondió el galo.  

«¿Y usted, qué se hubiera llevado?» –Dalí se llevaría el aire, nada menos que el aire, y específicamente el aire contenido en Las Meninas de Velázquez, que es el aire de mejor calidad que existe– dijo el de Figueras.

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Esta semana se han cumplido doscientos años desde que el Museo del Prado abriese sus puertas al público. Aprovechando la ocasión le hemos preguntado a varios profesionales del teatro lo mismo. 

Si el Museo del Prado ardiera ¿tú qué cuadro salvarías? ¿Por qué?

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Alberto Conejero. Dramaturgo

Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga. 1888. Antonio Gisbert Pérez

Porque tiene la belleza y el horror de nuestro país

Miguel Cuerdo. Productor teatral

Perro Semihundido1820-1823. Francisco De Goya

Me emociona, no sé, será que me siento identificado con eso de semihundido

Vanessa Espín. Actriz

Las Meninas1656. Diego Rodríguez de Silva y Velázquez 

Por la dramaturgia de su luz que tanto bien han hecho al teatro y cine español

Jesús Noguero. Actor

Las Hilanderas o la fábula de Aracne. 1655-1660.  Diego Rodríguez de Silva y Velázquez 

Porque la rueca se mueve

Mariano Marín. Compositor musical

Duelo a garrotazos. 1820-1823. Francisco De Goya

La imagen que no podemos olvidar y que existe ademas desde hace muchísimo tiempo

Almudena Rodriguez Huertas. Diseñadora de vestuario

Las Hilanderas o la fábula de Aracne. 1655-1660.  Diego Rodríguez de Silva y Velázquez 

Es el cuadro que salvaría de la quema (espero que las Meninas se salven por arte de magia) cuando hice el vestuario de la Yerma que dirigió Narros, él me dijo que quería que me inspirara en Las Hilanderas para hacer a las lavanderas vecinas de Yerma… Pasé mucho rato mirando ese cuadro. En los diferentes análisis que se han hecho parece que la intención de Velázquez al pintarlas era hablar de la creación artística. Yo miro Las Hilanderas y veo un escenario al fondo, iluminado en el que sucede una representación teatral y en primer plano las mujeres que están detrás del escenario y se afanan para que todo suceda sin contratiempos.

Sonia Almarcha. Actriz y dramaturga

Mesa con  mantel, salero, taza dorada, pastel, jarra, plato de porcelana con aceitunas y aves asadas. Hacia 1611. Clara Peeters

Giovanni Battista, poeta de Cremona1558. Sofonisba Anguissola

Nacimiento de San Juan bautista. 1635. Artemisa Gentileschi

Y por qué tres y no una, como me habéis pedido? Pues porque  de unas 1700 obras expuestas en el Prado solo hay 7 hechas por mujeres, por esas tres mujeres en concreto!! Creo que junto con el mérito de haber logrado sobrevivir al olvido de las mujeres artistas, se han ganado también el privilegio de permanecer para dar visibilidad a su arte y al de todas las que no lo consiguieron.

Asier Etxeandía. Actor y cantante

Tríptico del jardín de las delicias1490-1500. El Bosco

Se adelanta por mucho a su época. Encierra todas las artes. Es onírico. Es espiritual. 

Cristina Alcázar. Actriz

Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga. 1888. Antonio Gisbert Pérez

Por la acción que hay en la quietud

Ángel Ruiz. Actor y cantante

Perro Semihundido. 1820-1823. Francisco De Goya

Prácticamente por dos cuestiones: una plástica y otra conceptual. 

La razón plástica tiene que ver con la visión vanguardista del cuadro. Goya se adelanta casi un siglo mostrándonos un cuadro que aparentemente abandona el dibujo apolíneo y se entrega a la abstracción. 

Y la segunda razón es porque muestra la imagen desoladora de un perro abandonado a su suerte, sin amo, quizá así se sentía él mismo como reflejo de un pueblo abandonado a suerte por sus gobernantes. La historia de España. Yo conecto mucho con ese cuadro, porque ese abandono, esa soledad, es la que sentimos muchos de los que estamos en medio de guerras dialécticas y políticas y que no terminamos de entender.

Carlos Tuñon. Director teatral

Ixión1632. José de Ribera

Es una de las furias que más me impresionan cada vez que visito el Prado. He estado a punto de elegir un Tiziano pero es más popular salvar a Sísifo o Prometeo y quiero reivindicar el sacrificio de Ixión, condenado a girar alrededor de una rueda, como metáfora de un sentimiento muy contemporáneo y también muy español. Es impresionante el trazo de Ribera, el uso del claroscuro y sobre todo la mirada. Ixión nos mira porque la rueda es nuestra.

Verónica Ronda. Actriz y cantante

Tríptico del jardín de las delicias. 1490-1500. El Bosco

Me perturba, me remueve mucho. He pasado mucho tiempo delante de ese cuadro mirándolo y siempre descubro un nuevo personaje. 

Salva Bolta. Director teatral

El descendimiento de la Cruz. 1443. Rogier Van der Weyden

No quiero pensar en todos los que se quedan por salvar pero hay un cuadro que me ha emocionado siempre y que cada vez que entro al prado voy a verlo. Es una composición muy teatral, técnicamente impecable, en cualquier rincón te puedes pasar horas mirándolo. El tratamiento del color es una maravilla. Fue muy moderno en su época ya que intentó crear un nuevo ideal de belleza basado en la transmisión de los sentimientos. Me fascina como todos los personajes están viviendo la emoción de la escena que narra. Es tan moderno que me recuerda a Bill Viola, bueno sería más justo decir que Bill Viola me recuerda a esta pintura. Me gusta como el pintor busca la belleza en lo patético del dolor y la compasión. 

Vanessa Rasero. Actriz

Tríptico del jardín de las delicias. 1490-1500. El Bosco

Encierra un mundo lleno de sensaciones, te sugiere. Te invita a pararte horas delante de el. Es infinito, siempre descubro algo nuevo.  

Luis Luque. Director teatral y director adjunto del Teatro Español y Las Naves del Matadero

Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga. 1888. Antonio Gisbert Pérez

Por pintar la dignidad ante la muerte

Lidia Otón. Actriz

El descendimiento de la Cruz. 1443. Rogier Van der Weyden

¿Qué es esto que me han dejado caer sobre las rodillas?

Eduardo Mayo. Actor

Tríptico del jardín de las delicias. 1490-1500. El Bosco

Me parece una fuente de misterio inagotable. Podríamos estar horas, días, incluso siglos y milenios mirándolo y aún así uno nunca tendría la sensación de haber abarcado ni siquiera la mitad. Encierra muchos cuadros en uno.

Cayetana Guillén Cuervo. Actriz, periodista y presentadora de TV. 

Las Meninas.1656. Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.

Se ha convertido en algo muy cercano para mí a través de Irene Larra, mi personaje en el Ministerio del Tiempo. El cuadro ha estado presente en varios capítulos y considero que forma parte de mi vida. 

Por su perspectiva está concebido para ser observado apoyado en el suelo. Me gusta especialmente la importancia que tiene la participación del propio pintor y del espectador en la pintura. Velázquez está activo y tiene una comunicación visual con el que observa. En el espejo del fondo se supone que se reflejan los reyes pero en realidad está reflejando la sociedad del momento, de este momento presente o de cualquier momento presente desde que Velázquez lo pintara. 

Inma Nieto. Actriz

Las Meninas. 1656. Diego Rodríguez de Silva y Velázquez

Me parece un cuadro maravillosamente complejo con una perspectiva asombrosa. Es un punto de partida para la pintura desde entonces. Pienso en Velazquez y pienso en Picasso. Es una referencia imprescindible.

Raquel Pérez. Actriz

La vieja mesándose los cabellos1553. Jan Massys 

Me flipa. Me parece un hombre y una mujer muy sexi y todo a la vez. Es desafiante. 

Javier Albalá. Actor

Chicos en la playa. 1909. Joaquín Sorolla y Bastida

Siempre me gustó Sorolla desde niño porque me traía recuerdos de vacaciones, juego, melancolía del verano y mar. Este me parecía que era muy divertido, me recordaba al proceso evolutivo en el que los anfibios empezaron a salir del agua como reptiles y estos niños desnudos recogiendo la luz en sus cuerpos me resultan hipnóticos y evocadores, a qué juegan..? Qué se dicen..? Qué planean..?  Quiero llevarme un cuadro que contenga esperanza y luz, que al verlo me resulte vital, me recuerde que el ser humano es bello y juega y disfruta y se relaciona de maneras distintas y esta es poco convencional. Y me gusta especialmente porque los personajes son niños, preadolescentes, están detenidos en la fugacidad de la infancia. Y esto me emociona porque ahí está donde empezó todo y quedando cada vez más lejos uno nunca deja de regresar.

Alfredo Sanzol. Director teatral y director del Centro Dramático Nacional

La anunciación1426. Fra Angelico

Juan Codina. Actor

La Familia de Carlos IV1800. Francisco de Goya

No caigamos en el error de lo que parece. Este cuadro no es un retrato de familia; es el primer desnudo regio de la historia. Goya, como depende que niños, más que pintar, desnudaba.

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BALENCIAGA Y LA PINTURA ESPAÑOLA

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«Mi padre era pescador, mi madre costurera. Mi suerte fue que en mi pequeño pueblo, Guetaria, cercano a San Sebastián, se encontraba la residencia de verano de una gran dama, la marquesa de Casa Torres, abuela de la reina Fabiola. Yo no tenía más que ojos para ella cuando llegaba a misa el domingo, bajándose de su tílburi, con sus largos vestidos y sus sombrillas de encaje. 

Un día, reuniendo todo mi coraje, le pedí que me dejara visitar sus armarios –mi madre era su costurera de confianza– y divertida, aceptó. Así viví meses maravillosos: cada día después del colegio, trabajaba con las planchadoras de la marquesa en el último piso de su palacio de verano, acariciaba los encajes, examinaba cada pliegue, cada punto de todas aquellas obras maestras. 

Tenía 12 años cuando la marquesa me autorizó a hacerle un primer modelo. Podéis imaginar mi alegría cuando, al domingo siguiente, la amable dama llegó a la iglesia luciendo mi vestido. Así fue cómo hice mi primera entrada en la alta costura y en la alta sociedad.»

Aquella marquesa le pagó sus estudios con un sastre en Burdeos y así fue como comenzó la carrera en el mundo de la moda del que muchos no dudan en llamar el maestro de maestros: Cristóbal Balenciaga. 

De Balenciaga se ha escrito todo. Arquitecto de la moda, sofisticado, mago de los tejidos, escultor de los volúmenes. Rey de la sublimación de la líneas puras y simples. 

Pensar en Balenciaga es pensar en sus trajes sastre, sus abrigos o sus vestidos de noche. Fue la vanguardia de la verdadera elegancia.

Perfección, sutileza y rigor.

Era extremadamente discreto e inaccesible. Lo único que existía para él era su trabajo, su equipo –formado por casi quinientas personas– y las tiendas que tenía en París, San Sebastián, Barcelona y Madrid. Sus colecciones y diseños siempre estuvieron inspirados profundamente por el arte, la cultura y la historia de España. 

Desde el próximo 18 de junio y hasta el 22 de septiembre podremos visitar en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza la exposición Balenciaga y la pintura española donde veremos los diseños más icónicos del maestro vasco frente a los cuadros de El Greco, Velázquez, Zurbarán o Goya, pintores que influenciaron sin lugar a dudas su universo creativo. 

 

Por Chechu Zeta | 14 junio 2019[/vc_column_text][vc_empty_space height=»2em»][/vc_column][/vc_row]