Una Humilde propuesta, de Swift

VENDE A TU BEBÉ

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En 1729, cuatro años después de haber escrito Los viajes de Gulliver, Jonathan Swift indispuso a las gentes del momento con un ensayo satírico que nadie supo interpretar muy bien: Una humilde propuesta para impedir que los hijos de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o para el país.

A través del humor negro y una extraordinaria ironía escribió un texto en el que animaba a los padres a que vendieran sus hijos a los terratenientes ricos para que se los comiesen y así poder subsanar las deplorables condiciones económicas que soportaban. Un despliegue de dominio sarcástico que cayó en saco roto ya que la gran mayoría de lectores de la época no alcanzó a entenderlo y lo criticaron duramente tildándolo de “mal gusto” 

El monólogo de Swift es un latigazo a nuestra indiferencia. Sin aspavientos, con mesura y moderación, y, sobre todo, con muchísimo sentido común, se nos propondrá que lo mejor que podemos hacer para acabar con los pobres que nos rodean es… comérnoslos. No a los adultos, correosos e indigestos, ni siquiera a los jóvenes, no… A los bebés que no pasen del año. Bebés lechales, tiernecitos y suculentos. Así los quitamos de en medio, dejan de molestar y de hacer feo, nos alimentan y se transforman en un extraordinario y productivo negocio. ¡Formidable manjar! Hay, pues, que preservar a las madres parturientas para que semejante delicia gastronómica sea una realidad en los banquetes de los ricos. Economía para el Reino y deleite para las clases dominantes. ¡Viva el capitalismo! 

El texto de Swift, en boca de Mariano Llorente, y cocinado a fuego lento, sugiere un espectáculo ameno y simpático. Aunque puede que semejante sátira gastronómica termine provocando en algunos una mala digestión en sus conciencias. 

Una humilde propuesta no es únicamente una conferencia gastronómica, no es una excusa para saborear un delicioso piscolabis. Al fin en el siglo XXI hemos encontrado la solución para acabar con la pobreza y sus consecuencias de una manera definitiva y, sobre todo, rentable. 

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Hasta el 3 de febrero podemos ver este espectáculo de la compañía Micomicón en El Pavón Teatro Kamikaze.

Versión y dirección: Laila Ripoll

Intérprete: Mariano Llorente

Escenografía: Arturo Martín Burgos

Vestuario: Almudena Rodríguez Huertas

Iluminación: Marta Martí

Música original: Mariano Marín

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